viernes, 20 de mayo de 2011

La ermita discreta


Desde el Barroco hasta Andy Warhol, hemos ido observando el triunfo del color, de lo llamativo, de lo kitstch (que dirían los posmodernos) Sin embargo, obras como la iglesia visigoda de Quintanilla de las Viñas o San Pedro de la Nave, han quedado sistemáticamente relegadas al ámbito de la tediosa visita académica, donde los niños observan un testimonio artístico único mientras se afanan en abrir un paquete de “phoskitos”.
Quintanilla de las Viñas no es una catedral de Notre-Dame, tampoco un Picasso lleno de histrionismo. Y a pesar de todo los expertos la catalogan como una de las obras de referencia a nivel nacional e internacional. ¿No deberíamos prestarle un poco más de atención, con mayor motivo debido a su proximidad geográfica? ¿Por qué unos simples bajorelieves en piedra han suscitado más de 1000 estudios? ¿Qué significado tienen esos enigmáticos anagramas? Las respuestas a todas estas preguntan son la clave del hechizo que hace de una obra tan aparentemente sencilla y discreta, todo un emblema en el mundo de la historia del arte.
Bien es cierto, que el acceso a la ermita no es fácil. Tampoco las instituciones políticas se han esforzado demasiado en publicitar la obra, pero no cabe duda de que es preciso acercar el patrimonio artístico de la zona a los jóvenes, y por qué no, a los adultos más rezagados. Este es el fin de esta edición especial.
Cada año miles y miles de visitantes se jactan de haber visitado Atapuerca. Está muy claro el avance para la humanidad que suponen esos yacimientos, pero ¿Por qué se aprecia tanto el patrimonio científico y no el artístico?
La ermita de Santa María posee piezas únicas, al igual que Atapuerca, supone un vestigio de una era ya extinta, igual que Atapuerca, y es testimonio de una forma de vida antiquísima, en efecto, igual que Atapuerca. Entonces, ¿Por qué no se le reconoce de una vez por todas de la misma forma?
Debemos dilucidar de una vez, si el problema se debe al nivel cultural del país o a mera ineficacia administrativa. Si la falta de visitantes se debe a la primera cuestión, no cabe duda de que tiene complicado arreglo, sin embargo, si se debe a lo segundo, la comunidad de Castilla y León puede y debe trabajar para subsanar esas trabas administrativas.
Flaco favor le hace a la iglesia el reducido horario de visitas. Tampoco estaría de más ampliar el número de guías, pues dejar el peso de una obra como ésta en manos de una sola persona, es cuanto menos temerario. Por otra parte la implantación de una mayor vigilancia es extremadamente urgente para no tener que lamentar después expolios como los que han venido sucediendo a lo largo de los últimos años en la ermita.
Los artículos que vamos a dedicar desde este espacio a esta obra de arte pretenden ser la mecha que encienda el interés por el arte en general, y por esta ermita en particular.  Porque las mejores esencias vienen en frascos pequeños, y porque las mejores obras de arte son las que no aparecen en los folletos turísticos, visite Quintanilla de Las viñas.

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